¿Y cómo huir cuando no quedan islas para naufragar?

miércoles, 1 de febrero de 2012

Las últimas gotas de un amor perdido.

Nos gritamos tantas cosas, que en ellas perdimos el valor de los susurros. Sonrisas que duelen. Amores que sufren. Quisimos ser y no fuimos, quisimos querernos y no supimos. Apuramos las últimas gotas de un amor que sabíamos caducado. Ahogué las penas en un whisky barato que ardía en mi garganta mucho menos que tu ausencia. Que cuando vuelvas a casa, ya no estaré para calentar tus manos y tu alma; para hacerte sentir mío, tuyo y de nadie. Suspiros intercalados en palabras lanzadas al desierto de tus labios (suplicantes de un agua que ya no podré darles). Me cansé de besar sapos sin encontrar ese príncipe que prometió hacerme feliz, agonicé en la angustia de morder canciones que te convirtieron en protagonista de sus letras.


La vida sin ti, es una vida que yo no sé vivir. El tiempo sin ti, un simple ir y venir de minutos que se pierden en la desdicha de tu adiós.

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