¿Y cómo huir cuando no quedan islas para naufragar?

martes, 15 de marzo de 2011

He sentido los latidos de tu corazón en la palma de mi mano.

¿Y sabes? casi sin querer, he podido acompasarlos con los míos. Te he mirado mientras dormías y he apretado tu mano con fuerza. Queriéndote pedir sin palabras, que no te fueses de mi lado; rogándote que despertases ahí cada mañana. He saboreado el dulce aliento de tu alma, y he abrazado con ganas el calor de tus susurros.  He soñado con este momento día y noche y ahora que estás aquí sólo soy capaz de acariciarte las palabras y naufragar en tu mirada. Porque quiero que te dejes llevar en el mar de mis sonrisas.


Y es que una caricia nunca fue tan bonita. Jamás fue tan real.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Precioso, me he quedado sin palabras.. :)

Doamna care plânge dijo...

que dulce