¿Y cómo huir cuando no quedan islas para naufragar?

miércoles, 6 de enero de 2010

Estaba con una mujer

probablemente mayor que él, y digo probablemente porque ella nunca le dijo su edad. Aunque Harrie hizo sus cuentas, e imaginó que sería de 10 a 12 años mayor. Él 18, ella, unos 30.Pero nunca le había importado.

Nadie le había hecho tan feliz hasta este momento, y eso, era lo de menos.
Observaba el mundo desde una pequeña ventana alojada en los ojos de María. Y era tan bonito todo, que le fue imposible alejarse de ella un instante. Esa inocente sonrisa, hacía estremecer hasta el último músculo de su cuerpo, y ella ni siquiera lo había notado aún.

El sexo con ella era lo mejor que se había inventado. Sólo tenía que acercarse, ponerle esa mirada picarona, y él, caía. Era tan relajante, tan placentero y excitante que nunca podría haberlo descrito mejor.

Se querían, y eso era lo imortante.

1 comentario:

Diario de un PEaton dijo...

qUE COMEStible es tu escritura, me has llegado al punto en el que me convierto en un buen lector, eso cuando hablan del amor y del sexo al mismo tiempo.

SE QUErian y eso era lo importante"


cuidate y besos.