...Y fue entonces cuando dejó de confiar en los demás.
Nadie la conocía mejor que ella misma, y todavía no se había dado cuenta.
El dolor siempre se había apoderado de su mente, impidiendola así pensar con claridad.
- Sonríe, preciosa.
Recordaba esa voz, la habia oido antes. Era él, sin duda. Había regresado, pero no tenía claro porque.
- ¿Qué haces aquí? Pensé que no volverías.
- Yo pensé que serías feliz.
- Te equivocabas.
- Parece que tú también.
2 comentarios:
qe entrada tan curiosa...ajaja =)
yo tambien he escrito algo...pero un poco mas triste
besosss^^
Que genial es cuando nos equivocamos de esa forma, aunque ella nunca debería haber dejado de ser feliz!
Creo que me pasaré seguido por tu blog, te sigo en adelante :)
Publicar un comentario