¿Y cómo huir cuando no quedan islas para naufragar?

lunes, 8 de agosto de 2011

La lluvia moja mi cara.


Cuando se acaba. Cuando sacar una sonrisa sincera, duele. Cuando el más íntimo de los te quieros, deja de tener dueño. Cuando cada promesa hecha a la luna, se pierde al salir el sol. Es entonces cuando todas aquellas palabras dichas entre besos, perdidas en las sábanas que un día compartimos, no significan nada. Las lágrimas nocturnas aparecen y humedecen la soledad de mi almohada. Y es que vivir nunca fue tan dificil. Que las noches, son más largas sin ti. La lluvia moja mi cara, y esconde en cada gota, las lágrimas (fieles amantes, compañeras en las noches más oscuras) que un día secaste con las yemas de tus dedos. Nos quedaron tantas cosas por decir, que cada mañana las recuerdo y me prometo a mí misma, que algún día, te susurraré cada una de ellas.


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