¿Y cómo huir cuando no quedan islas para naufragar?

viernes, 19 de febrero de 2010

Suena el teléfono..

..y lo miras con desgana. Tus peores presagios se han cumplido, es él. Cuelgas, y lo metes bajo la almohada con la esperanza de que no vuelva a sonar, temiendo tu propia reacción. Es imposible olvidar a alguien, si no deja de remarcar su existencia. Las personas actuamos por impulsos, quizá un día lloramos sin querer, y al siguiente nuestra sonrisa ilumina toda la habitación. No se entiende a sí misma, esto estaba superado. O es lo que ella creía, lo que quería creer. Con el tiempo ha aprendido a mantener la compostura ante una situación dificil, ha logrado crear una muralla irrompible que logre protegerle de lo que ella sola no es capaz. Él, ha sido esa absurda grieta que ha hecho derrumbar todo lo construido. ¿Qué es lo que falló? No tiene idea de cuando sus fuerzas se debilitaron, y volvió a ser aquella pequeña indefensa ante un mundo desordenado, patas arriba. Se ve incapaz de levantar la cabeza y ordenar a sus piernas que se muevan al mismo tiempo, hacia un lugar que desconoce. La solución más fácil ( y cobarde ) , es la que más ansía.


Se quedó dormida, escuchando el teléfono sonar, una última vez.

2 comentarios:

Diario de un PEaton dijo...

Hola, es un gusto leerte de nuevo.
saludos,
buen texto.

Milagros dijo...

Siempre me envuelves en tus pequeños textos ..pero es que son pequeños pero grandes!!
y creo que yo podria ser ..la chica de la que hablas ahi!

jejejje ...ay es que aveces eso nos suele suceder..nos derrumban y nos encontramos perdidas y aveces hasta desorientadas